"La embajada de los crono
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Todos on Fri Mar 13 07:20:00 1998
De: Horacio Daniel Massimino 4:901/134.0
Fecha:11 Mar 98 18:08:11
Hola Todos!
La embajada de los cronopios
Los cronopios viven en diversos pa¡ses, rodeados de una gran cantidad de famas y de esperanzas, pero desde hace un tiempo hay un pa¡s donde los cronopios han sacado las tizas de colores que siempre llevan consigo y han dibujado un enorme SE ACABO en las paredes de los famas, y con letra m s peque¤a y compasiva la palabra DECIDETE en las paredes de las esperanzas, y como consecuencia de la conmoci¢n que han provocado estas inscripciones, no cabe la menor duda de que cualquier cronopio tiene que hacer todo lo posible para ir inmediatamente a conocer ese pa¡s.
Cuando se ha decidido ir inmediatamente a conacer ese pa¡s, lo primero que sucede es que la embajada del pa¡s de los cronopios comisiona a varios de sus empleados para que faciliten el viaje del cronopio explorador, y por lo
regular este cronopio se presenta a la embajada donde tiene lugar el di logo siguiente, a saber:
-Buenas salenas cronopio cronopio.
-Buenas salenas, usted saldr en el avi¢n del jueves. Favor llenar estos cinco formularios, favor cinco fotos de frente.
El cronopio viajero agradece, y de vuelta en su casa llena fervorosamente los cinco formularios que le resultan complicad¡simos, aunque por suerte una vez llenado el primero no hay m s que copiar las mismas equivocaciones en los cuatro restantes. Despu‚s este cronopio va a un Fotomat¢n y se hace retratar
en la forma siguiente: las cinco primeras fotos muy serio, y la £ltima
sacando la lengua. Esta £ltima el cronopio se la guarda para ‚l y est contentisimo con esa foto.
El jueves el cronopio prepara las valijas desde temprano, es decir que
pone dos cepillos de dientes y un calidoscopio, y se sienta a mirar mientras
su mujer llena las valijas con las cosas necesarias, pero como su mujer es
tan cronopio como ‚l, olvida siempre lo m s importante a pesar de lo cual tienen que sentarse encima para poder cerrarlas, y en ese momento suena el tel‚fono y la embajada avisa que ha habido una equivocaci¢n y que deber¡an haber tomado el avi¢n del domingo anterior, con lo cual se suscita un di logo lleno de cortaplumas entre el cronopio y la embajada, se oye el estallido de las valijas que al abrirse dejan escapar osos de felpa y estrellas de mar disecadas, y al final el avi¢n saldr el pr¢ximo domingo y favor cinco fotos
de frente.
Sumamente perturbado por el cariz que toman los acontecimientos, el
cronopio concurre a la embajada y apenas le han abierto la puerta grita con todas las am¡gdalas que ‚l ya ha entregado las cinco fotos junto con los
cinco formularios. Los empleados no le hacen mayor caso y le dicen que no se inquiete puesto que en realidad las fotos no son tan necesarias, pero que en cambio hay que conseguir en seguida un visado checoslovaco, novedad que sobresalta violentamente al cronopio viajero. Como es sabido, los cronopios
son propensos a desanimarse por cualquier cosa, de manera que grandes
l grimas ruedan por sus mejillas mientras suspira:
-Cruel embajada! Viaje malogrado, preparativos in£tiles, favor devolverme las fotos.
Pero no es as¡, y dieciocho d¡as m s tarde el cronopio y su mujer despegan en Orly y se posan en Praga despu‚s de un viaje donde lo m s sensacional es como de costumbre la bandeja de pl stico recubierta de maravillas que se
comen y se beben, sin contar el tubito de mostaza que el cronopio guarda en
el bolsillo del chaleco como recuerdo.
En Praga cunde una modesta temperatura de quince bajo cero, por lo cual el cronopio y su mujer casi ni se mueven del hotel de tr nsito donde personas incomprensibles circulan por pasillos alfombrados. De tarde se animan y toman un tranv¡a que los lleva hasta el puente de Carlos, y todo est tan nevado y hay tantos ni¤os y patos jugando en el hielo que el cronopio y su mujer se toman de las manos y bailan tregua y bailan catala diciendo as¡:
-Praga, ciudad legendaria, orgullo del centro de Europa!
Despu‚s vuelven al hotel y esperan ansiosamente que vengan a buscarlos
para seguir el viaje, cosa que por milagro no sucede dos meses m s tarde sino al otro d¡a.
Julio Cort zar
ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ Extra¡do de "La vuelta al d¡a en ochenta mundos" de Julio Cort zar, publicado en 1967 por Siglo XXI. ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ
Saludos,
Horacio
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* Origin: Genial libro de Mempo: "El pa¡s de las maravillas" (4:901/134) SEEN-BY: 90/0 15 23 95 2001 823/1 900/111 134 138 140 300 309 358 400
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