• Cr¢nicas del Angel Gris

    From MHS:Sebastian Smuraglia@4@TEMP to Todos on Sun Mar 15 07:09:00 1998
    De: Sebastian Smuraglia 4:901/250.3
    Fecha:10 Feb 98 11:47:52
    SRCAREA: LITERATURA
    FROM : 4:901/104.18
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    AREA:LITERATURA
    Hola Todos! ¨Qu‚ tal?

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    LA DECADENCIA DE LA BOLITA
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    Resulta def¡cil hablar sobre la desaparici¢n del juego de la bolita sin entrar en espinosas controversias.
    Desde luego, se trata de un asunto complejo y puede ser examinado seg£n criterios muy diferentes.
    Las personas sencillas afirman simplemente que se trata de una decisi¢n de los chicos, arbitraria, inexplicable y -por lo tanto- indigna de ser
    discutida.
    Los psic¢logos, antrop¢logos, electrot‚cnicos y aun los contadores suelen llamar la atenci¢n sobre la influencia de otros entretenimientos de emoci¢n
    m s sostenida, como la televisi¢n, el billar japon‚s, el cerebro m gicos o las palabras cruzadas.
    Los Refutadores de Leyendas niegan que haya existido jam s un juego semejante y se oponen con argumentos inexpugnables al mito de la vieja ni¤ez rom ntica.
    Por el contrario los Hombres Sensibles aseguran que la desaparici¢n del juego de las bolitas es el resultado de una conjura universal.
    Este punto de vista es muy interesante y vale la pena elucidarlo.
    En su monograf¡a Faltan bolitas, el pensador de Flores, Manuel Mandeb, plantea un interrogante que nos deja perplejos. Veamos.
    "... Este juego parece haber empezado a languidecer en 1960. Pero puede afirmarse que en ese momento ya hac¡a por lo menos cincuenta a¤os que se jugaba. Entonces hab¡a veinte millones de habitantes en el pa¡s. Y no era demasiado audaz afirmar que, en el medio siglo de su auge, el juego de la bolita hab¡a sido practicado por diez millones de individuos en uno o otro momento de sus vidas. Ahora bien: ¨cu ntas bolitas pose¡a cada ni¤o
    aficionado, como promedio? Digamos cincuenta. Multipliquemos: cincuenta por diez millones. Son quinientos millones de bolitas. Bien, volvamos al presente: ¨algunos de ustedes ha visto una bolita en el £ltimo a¤o? Seguramente no. Yo pregunto: ¨d¢nde est n los quinientos millones de bolitas? ¨Qui‚n las tiene?
    "Y no me digan que el tiempo las destruy¢ porque el viento y la lluvia no son suficientes para destrozar una bolita...
    "... Las canchas han sido arrasadas y hasta pavimentadas, los hoyos fueron rellenados, los jugadores se han visto tentados por otras disciplinas. Alguien est  borrando todo vestigio del paso de las bolitas por estas tierras..."
    Inspirado quiz  en el trabajo de Mandeb, este texto pretende asentar las reglas, la t‚cnica y la estrategia de las bolitas. La tarea no es tan f cil como parece. A favor de la campa¤a desarrollada por los Refutadores de
    Leyendas y los Amigos del Olvido, casi nadie recuerda los reglamentos. Por lo dem s, todos sabemos que en cada cuadra hab¡a matices en la interpretaci¢n de cada norma l£dica.
    No obstante, luego de la publicaci¢n de esta nota, es probable que alg£n peque¤o n£mero de Pibes Sensibles se pongan a jugar, aunque m s no sea a modo de desplante ante el Universo.

    I- Las bolitas
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    Se trata de peque¤as esferas, casi siempre de vidrio. Su di metro es variable: las m s chicas se llaman "piojos" o "pininas", las medianas son las m s frecuentes y est n tambi‚n las grandes o "bolones", que suelen utilizarse en el juego del Tri ngulo.
    A¤os atr s pod¡an reconocerse diferentes pelajes de bolitas.
    Las m s hermosas eran las "lecheras". En ellas predominaba el blanco, siempre mezclado con alg£n otro color. Eran semiopacas, no se pod¡a ver a trav‚s de ellas y la variedad de dise¤os y combinaciones era enorme.
    Estaban tambi‚n las semitransparentes, de colores fr¡os, casi siempre
    verde o azules. Eran como cachos de sif¢n. En el interior a veces se adivinaba un filamento gelatinoso y m s bien repugnante. Salvo excepciones, eran unas bolitas de porquer¡a.
    Sin embargo, la £ltima generaci¢n de ni¤os jugadores s¢lo conoci¢ esas bolitas.
    Las lecheras desaparecieron misteriosamente. Miles de personas jam s han visto una. Las m s recientes son las llamadas "bolitas japonesas", m s
    livianas que las convencionales y totalmente in£tiles para jugar. Su aspecto
    es el de una esfera transparente con un papelito de color en el interior.
    Todo ni¤o pose¡a una bolita preferida, que era la que utilizaba para
    jugar. Se llamaba "puntera". El resto de las bolitas serv¡a para pagar las deudas provinientes del juego. Si acaso una racha adversa obligaba al ni¤o a entregar la puntera, se le otorgaba a esta noble bolita el valor de cuatro o cinco.
    Tambi‚n puede citarse -como curiosidad- las bolitas de barro, los aceritos y hasta las de pl stico (indefectiblemente ovaladas).
    La identidad de los fabricantes de bolitas es un enigma. Nunca hubo
    marcas, ni envases, ni publicidad. Algo muy raro debe haber en todo esto.

    II- El juego del hoyo y la quema
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    Pueden participar dos o m s jugadores. El juego tiene lugar en una cancha de unos 5 metros de largo por 2 de ancho. La superficie de este terreno debe ser de tierra, pareja y  rida, tal como las de las canchas de bochas aunque,
    no tan blanda.
    Es de buen gusto que un peque¤o  rbol se sit£e en uno de los costados. En realidad, los mejores lugares para instalar canchas de bolita son los rect ngulos de tierra que existen en las veredas del Gran Buenos Aires. En la Capital, como se sabe, las veredas llegan hasta el cord¢n y los espacios sin baldosas que rodean a los  rboles son insuficientes. Por eso los chicos de la Provincia han sido siempre m s diestros en este juego.
    Hay cuatro l¡neas que limitan la cancha y una que la divide en dos,
    llamada "mita". En el centro exacto de una de estas dos mitades, se encuentra el hoyo.
    Y aqu¡ nos topamos con otro punto de discusi¢n. Algunos prefieren excavar el hoyo con una chapita de naranj¡n. Otros entierran una bolita y despu‚s de extraerla, ensanchan el cr ter resultante. Los m s desaprensivos clavan el
    taco en la tierra y lo hacen girar, obteniendo de este modo enormes cacerolas que desvirt£an el car cter del juego.

    Los jugadores se sit£an detr s de la l¡nea de salida, que es la l¡nea
    corta m s lejana del hoyo. Uno a uno van lanzando sus bolitas, tratando de colocarlas en el lugar m s cercano posible del citado agujero. Esto es de capital importancia, pues despu‚s del tiro de salida, el primero en jugar ser  quien se encuentre m s pr¢ximo al hoyo. De este modo, si uno observa que el jugador anterior ha conseguido arrimar demasiado bien, mejor ser  que no trate de superar esa marca y busque los lugares m s seguros de la cancha.
    El objeto del juego, aclaremos, es embocar en el hoyo y hacer impacto en las bolitas de los contrarios ("quema"). Los jugadores "quemados" van
    egresando del juego y pagando a quien los quem¢. Cuando queda solamente uno, termina la ronda y comienza otra.
    Cada participante va evolucionando con su bolita conforme a una cierta estrategia. Algunos persiguen a su presa y se van acercando cada vez m s, aun en riesgo de quedar ofreciendo un blanco f cil. Otros buscan siempre los lugares lejanos y hacen tiros largos (es decir, "rugen"). Si una bolita sale fuera de la cancha, debe permanecer en el lugar donde ha quedado, para que los otros jugadores le tiren, si as¡ lo desean. Al corresponderle nuevamente el turno, el jugador podr  efectuar su tiro desde cualquier punto de la l¡nea atravezada por su bolita al salir.

    III- La bolita y el canto
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    Para obtener prioridades y anunciar decisiones o reclamar la vigencia de ciertas reglas es necesario -en la bolita- a voz en cuello algunos conjuros predeterminados. Veamos una peque¤a colecci¢n de ellos.
    "Bolita cola": es en realidad la invitaci¢n o desaf¡o a jugar y tambi‚n la reserva del privilegio de tirar £ltimo. Tambi‚n puede decirse "Bolita cola, no puntie", esclarecedora frase que indica que uno no tiene intenciones de someterse a ning£n "punteo" o arrimada previa, para establecer el orden de salida.
    "Mita al medio, buena al tiro": canto que s¢lo puede realizar el que tira £ltimo en la salida. Si el tipo considera que alguno de sus rivales est  demasiado cerca del hoyo, le suelta este canto y le da el hoyo por embocado. Pero -eso s¡- lo obliga a poner su bolita en la mitad, expuesta a su disparo inicial.
    "Buen repe": ante la proximidad de la pared se grita este conjuro para indicar que si el impacto se produce de rebote, tambi‚n ser  valido. El canto contrario es "mal repe"
    "Pica paso": declaraci¢n de voluntad que asegura la posibilidad de colocar a un paso de distancia, si un pique traicionero la pone a merced del rival. Algunos ni¤os tah£res suelen retrucar "de hormiguita", para reclamar que el paso sea peque¤o. "Voladora", agrega, entonces el primer ni¤o. Y se manda un paso de cuatro metros. Tambi‚n puede aullarse "pica no paso".
    "Cuantas quiera": como el jugador que emboca en el hoyo o realiza una
    quema vuelve a tirar, muchos ni¤os proceden a sacudirle tres o cuatro quemas seguidas a la misma bolita, con el fin de irse acercando a otros objetivos. Para poder hacerlo debe pronunciar las palabras que encabezan este fragmento.
    "Corta, retira no garpa": salvedad con que el peque¤o que va ganando anuncia su derecho a abandorar el juego, sin que este raje le resulte oneroso.
    "Bien sonanti": exigencia m s bien ranfa¤osa, seg£n la cual se pretende
    que los impactos hechos en nuestra bolita hagan ruido o no se paguen.
    "Mueve pajita, garpa bolita": pareado pentas¡labo que es de lo £ltimo y se profiere cuando la bolita contraria est  en medio del pastito.
    Existen infinidad de f¢rmulas: "buena l¡nea recorrida", "hoyo antes de quema", "buena mengua", etc. Cuando se quieren evitar los roces que provocan estos cantos, se juega a "a todas buenas", es decir sin cantar.

    IV- C¢mo empu¤ar la bolita
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    Para efectuar un disparo, debe colocarse la mano izquierda alz ndose sobre sus dedos en el punto ezacto donde estaba la bolita. La mano derecha
    descansar  sobre la izquierda y empu¤ar  la bolita. Los zurdos har n exactamente lo contrario.
    Hay dos formas cl sicas de tomar la bolita: la antigua, despreciada muchas veces, y la moderna. En la primera la bolita se aloja detr s del ¡ndice. En la segunda detr s del mayor, sirviendo el ¡ndice como gu¡a o mira.
    Hay algo m s. Algunos pibes muleros suelen extender la mano hacia adelante acerc ndose a la bolita del adversario. Esta demas¡a se conoce con el nonbre
    de "ganfia o ga¤ote" y es el origen de innumerables reyertas.
    En este punto conviene aclarar la existencia de otros juegos de bolita:
    "el tri ngulo, el gallito, la troya, la cuarta". Pasaremos por alto la complicada explicaci¢n de sus reglas.

    El pasto ya ha crecido sobre las canchas. Los chicos ya no tienen las rodillas sucias. Los pantalones de medidas infantiles no tienen bolsillos.
    El pavimento y las baldosas lo cubren casi todo. Mandeb quiz  ten¡a raz¢n.
    Existe una conjura universal para impedir el juego de la bolita.
    Alguien tiene que ocuparse de indagar las razones de este complot y -si es posible- desbaratarlo.
    Y hay que encontrar los quinientos millones de bolitas perdidas. Hace
    pocos d¡as, el autor de esta nota trat¢ de dar con el frasco donde guardaba unas pocas docenas. No estaba. Tampoco estaba la caja de las chapitas, el
     lbum de figuritas ni el trompo ni los autitos con masilla.
    Algo malo debe de estar ocurriendo.

    CRONICAS DEL ANGEL GRIS "Alejandro Dolina"

    [Transcripto por Sebasti n Luis Smuraglia]

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    Besos y abrazos!!
    Sebas

    Volveremos la pr¢xima vez, y para finalizar solamente dos palabras... GRACIAS

    Que fantas¡a demencial,
    pero al menos yo disfruto al fantasear...

    Û Û Û ÛßßÜ Û Û Üßßß
    ßÜ Üß Û ÛßÛ Û Û ßßßÜ
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    * Origin: El Almac‚n de las Cosas Perdidas (4:901/250.3)
    SEEN-BY: 90/0 15 23 95 2001 823/1 900/111 134 138 140 300 309 358 400
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