"La narraci¢n como paisaj
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MHS:Horacio Daniel Massim@TEMP to
Todos on Sun Mar 22 07:11:00 1998
De: Horacio Daniel Massimino 4:901/134.0
Fecha:15 Mar 98 21:09:41
Hola Todos!
La narraci¢n como paisaje de una sociedad
Entrevista de Carlos Gazzera a Ricardo Piglia
-"Plata quemada", tal el t¡tulo de su £ltima novela premiada, ¨es un nuevo policial?
- Bueno... Yo no digo que esta novela sea un policial, por entender que
todo policial exige una investigaci¢n. Mis novelas anteriores s¡ han tenido mucho m s que ver con el g‚nero policial. Yo le llamar¡a "novela criminal",
en el sentido de que todo est contado desde la ¢ptica de los asaltantes, de los malandras. La historia lo que hace, en realidad, es reconstruir los
hechos reales que sucedieron: desde la preparaci¢n del asalto hasta la encerrona final. Est ligada al g‚nero, por supuesto, _yo creo que el g‚nero policial est en todos lados_, pero no es una novela policial, tal como yo entiendo al g‚nero.
-Por lo que usted dice, esta novela se unir¡a a las anteriores sobre
aquella noci¢n suya: "s¢lo los derrotados narran". ¨s¢lo por ser malandras
son los verdaderos derrotados o hay all¡ alguna connotaci¢n hist¢rica y/o pol¡tica?
-Lo extraordinario de la situaci¢n es que la historia sucede, sucedi¢ en 1965. La historia se basa en una cr¢nica policial menor de la vida cotidiana que yo tom‚, impresionado quiz , por el final: ellos terminan quemando la plata, ellos queman quinientos mil d¢lares. A m¡ ese final me atrajo mucho, entonces me interes¢ tratar a aquellos personajes, muy menores por cierto, hombres comunes, hombres de barrio, (ellos eran de Villa Ballester) y
tratarlos como grandes h‚roes, como si fueran personajes de una tragedia griega... Porque de hecho lo son. Como mucha gente que vive una vida
invisible y que aparece s¢lo en las p ginas policiales. Y a la vez, la
historia es, como ocurre a veces con la literatura, una met fora concentrada
de lo que est por llegar: es tambi‚n el antecedente de la violencia
pol¡tica. Nosotros hemos visto muchas situaciones en las que conocidos
nuestros estaban encerrados en departamentos, resistiendo y esperando la llegada de los Grupos de Tareas, de grupos del Estado. Porque, en definitiva, esa es la historia: la tensi¢n de grupos marginales y el Estado, este £ltimo representado por la polic¡a. Eso por un lado. Por el otro, est la idea -que
yo creo una fantas¡a popular muy intensa- de robar un banco. Ir a buscar la plata donde est la plata, donde se supone que la plata no es de nadie, que
no es lo mismo que robarle a alguien en la calle, alguien "conocido" (en el sentido de que podemos identificar e imaginar su vida) sino ir a un lugar abstracto como es un banco y llevarse la plata de all¡.
-Ser¡a acaso pertinente recordar entonces otra de sus afirmaciones: "en el fondo todos los relatos cuentan una investigaci¢n o cuentan un viaje"...
-Un punto muy importante de la trama es que ellos cruzan a Montevideo escapando. Tienen una red de gente que los ayuda a cruzar y los protege. Entonces llegan a una ciudad que no conocen y deben dise¤ar nuevas
estrategias para sobrevivir. Es tambi‚n un viaje, en el sentido m s
metaf¢rico del t‚rmino, es un viaje en el que ellos entran en un mundo de Violencia muy intensa. Por ese lado, creo, podr¡a pensarse la pel¡cula... (sic), digo, la novela como un tipo de filme mental.
-El "lapsus" nos permite ir a otro punto.
-Ocurre que vengo de una conversaci¢n sobre cine muy lateral a esta que estamos teniendo... Pero quiero aclararle que yo no soy un novelista que
tenga en cuenta el cine a la hora de escribir, m s bien todo lo contrario.
-Pero no lo dec¡amos por eso. ¨De qu‚ manera el "viaje" en esta novela le
ha exigido una vuelta de tuerca sobre su propia experiencia a nivel del lenguaje? Porque, insistimos, por lo que acaba de narrar, se aproxima mucho a las exigencias de escritura en "cascada" que demanda un filme. Usted mismo lo ha dicho: el cine no permite la re-lectura inmediata...
-Para m¡ esta novela es una novela de experimentaci¢n, como las que
siempre he tratado de hacer. El problema est all¡, b sicamente en el lugar
en el que usted lo pone: ¨qu‚ lenguaje darle a esta historia? ¨Qu‚ tipo de registro verbal y qu‚ tipo de registro estil¡stico darle? Ahora bien, este desaf¡o permanente, continuo, es lo que m s satisfacciones le da a uno como escritor. Creo haber logrado un tono bien diferenciado de mis dos novelas anteriores (como cada una de ellas se diferencian entre s¡). Creo haber conseguido un tono mucho m s duro, m s seco, porque era necesario trazar verbalmente la tensi¢n lenguaje-violencia, crimen-lenguaje; donde el
principal problema consist¡a en encontrar c¢mo deb¡an hablar los personajes y c¢mo deb¡a hablar el narrador que cuenta la historia. Ese fue, sin duda, el desaf¡o. Lo que hizo, como siempre, que escribirla fuera para m¡ averiguar
c¢mo era la historia.
-Nadie lee solo, en el sentido de que nadie puede leer al margen de la experiencia cultural, eso que los alemanes llaman, con esa econom¡a verbal propia de su lengua, bildungerlebnis. Todos estamos inmersos en el "paisaje cultural" de la ‚poca. ¨C¢mo imagina que ser le¡da esta novela dentro de la cultura menemista?
-Por supuesto que nadie puede saber lo que va a suceder. Sin embargo, a m¡ me da la sensaci¢n de que esta novela es una historia muy anarquista. Es,
tengo la impresi¢n, un libro de ruptura muy grande con lo que yo considero
los valores dominantes en la cultura menemista y cierta tradici¢n de la
cultura argentina oficial. Los personajes hacen cosas que debemos ver como en el espejo de nosotros mismos: ellos van hasta el l¡mite, hacen una apuesta a fondo y son muy consecuentes con los principios que sostienen. Que no compartamos esos principios no significa que no admiremos en ellos esa consecuencia de defenderlos hasta con la vida. Porque hay para ellos algo que es infinitamente mucho m s importante que estar vivo: es respetar los propios c¢digos que usan. Yo creo que el menemismo es lo inverso de todo eso.
Ficci¢n - no ficci¢n
-Usted eligi¢ la ficci¢n y no el ensayo, por ejemplo, para narrar a sus derrotados. No se puede desconocer que en la Argentina de hoy lo que se
debate intensamente es el lugar, el papel de la literatura de ficci¢n. ¨Qu‚ hip¢tesis arriesga usted como escritor? ¨Es tan dura la realidad que la
ficci¢n es ya una herramienta rudimentaria?
-Esta £ltima novela es tambi‚n una manera de ingresar, quiz tangencialmente, a esa misma cuesti¢n. En ese sentido, y volvemos al
comienzo, yo he girado en torno a una misma pregunta. Creo que es en ese sentido que he utilizado el g‚nero policial para discutir todo el tiempo lo
que es un hecho, lo que sucedi¢ y lo que realmente se ve de ese hecho, etc‚tera, etc‚tera. Lo que s¡ creo observar en este momento del campo
literario argentino es c¢mo los libros de investigaci¢n period¡stica han escindido la cuesti¢n. Estos libros le han sacado a la novela un campo que le era propio: Manuel G lvez hac¡a una investigaci¢n sobre la prostituci¢n y
luego escrib¡a una novela en la que abordaba el tema. Ahora, en cambio, los periodistas se encargan de hacer una investigaci¢n sobre temas que antes hubieran sido abordados por novelas y los novelistas, en contrapartida,
corren el riesgo _muchos_ de estetizar lo que hacen. Es como una reacci¢n, creo, frente a esa ola de relatos de un g‚nero "inventado" por el mercado.
-Cambiando de tema, usted sabe que el p£blico argentino se vio muy sorprendido cuando su nombre apareci¢ involucrado con el Premio Planeta.
¨C¢mo llega a tomar la decisi¢n de presentarse a este premio, justamente
cuando usted ha sido uno de los escritores m s distantes, m s reacio a este tipo de celebraciones?
-Lo he dicho alguna vez: recibir un premio para un escritor es una humillaci¢n, es un acto de humildad que uno asume. He dicho tambi‚n que he mandado esta novela al concurso de Planeta, b sicamente, porque un escritor como yo necesita dinero... Y a esto hay que decirlo frontalmente. En esta sociedad pareciera que el dinero est aislado de los debates de la literatura
o la cultura. Sin embargo, los escritores siempre han hablado de eso, los escritores que yo admiro siempre han hecho referencia al dinero. Por eso, 40.000 d¢lares es para m¡ una cifra muy grande; algunos me dicen que no es mucho dinero, pero para m¡ es una fortuna. Yo pienso -como cualquiera de nosotros- que con ese dinero puedo estar sin trabajar diez meses, un a¤o, y financiar mi escritura. Con ese dinero puedo dejar de lado aquellos trabajos que habitualmente hago para sobrevivir: ense¤ar literatura, escribir para los peri¢dicos, corregir guiones... Ese es para m¡ el £nico sentido que tienen
los premios. Ojal hubiese m s premios en Argentina.
-En nuestro pa¡s el mercado editorial se ha achicado much¡simo; no parece que premios como ‚stos vayan a aparecer a corto o mediano plazo.
-La pauta de lo que usted dice se ve reflejada en este concurso en la
medida que se presentaron casi 500 novelas. Eso habla de la situaci¢n asfixiante que se vive. Y eso conlleva un cierto grado de injusticia. Todo concurso es injusto. Es injusto, por cierto, que yo haya ganado este
concurso, no porque la novela no lo merezca, sino porque creo que deber¡an existir otros premios en donde otros escritores pudieran acceder a diversos premios sin tener que ir todos juntos a competir al mismo espacio. Yo tambi‚n digo que un concurso es como la condensaci¢n del mercado. Los libreros, los editores tratan a una primera novela de una manera diferente a c¢mo tratan la novela de un escritor que tiene un p£blico construido. Son, sin embargo, situaciones que no dependen de nosotros, los escritores.
-Usted est ahora viviendo en Estados Unidos. ¨Qu‚ reflexi¢n puede
dejarnos, sobre la base de sus propias experiencias, sobre una sociedad que a muchos argentinos tambi‚n nos parece m s ficcional que real?
-Para m¡ es una experiencia muy extra¤a vivir en un pa¡s que no es el m¡o. Se asume un lugar de observador en el que uno funciona como el hombre invisible. El hecho de estar todo el tiempo escuchando una lengua que no es
la propia genera tambi‚n un efecto muy particular. Ahora bien, m s all de lo detestable que me parece la pol¡tica que lleva adelante el gobierno de ese
pa¡s en el mundo, la sociedad norteamericana me atrae much¡simo. La vida cotidiana en Estados Unidos es una condensaci¢n de muchas cuestiones que se discuten en otras partes del mundo. El hecho de vivir la vida de un profesor universitario norteamericano es un descanso a lo que es la vida de un
escritor en Buenos Aires. Yo ense¤o lo mismo que ense¤o en Argentina, no
cambio ni los temas ni las palabras. Ahora estoy desarrollando un seminario sobre teor¡a del cuento en Latinoam‚rica y otro sobre el g‚nero policial.
Como ve, son las mismas cosas de las que hablo siempre
ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ Extra¡do del Suplemento Cultura del diario La Voz del Interior (C¢rdoba) del jueves 20 de noviembre de 1997. ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ
Saludos,
Horacio
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* Origin: Genial libro de Mempo: "El pa¡s de las maravillas" (4:901/134) SEEN-BY: 90/0 15 23 95 2001 823/1 900/111 134 138 140 300 309 358 400
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