"el fiac£n" (R. Arlt)
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Capy@TEMP to
** ALL ** on Sun Aug 10 21:13:00 1997
Lean esto por favooorrrrrr!!!.. es un poco largo.. pero se lee f cil...
El origen de algunas palabras de nuestro l‚xico popular =======================================================
Ensalzar‚ con esmero al benem‚rito "fiac£n".
Yo, cronista meditabundo y aburrido, dedicar‚ todas mis energ¡as a hacer
el elogio del "fiac£n", a La Fiaca (por Cal‚) establecer el origen de la "fiaca", y a dejar determinados de modo matem tico y preciso los alcances del t‚rmino. Los futuros acad‚micos argentinos me lo agradecer n, y yo habr‚
tenido el placer de haberme muerto sabiendo que trescientos setenta y un a¤os despu‚s me levantar n una estatua. No hay porte¤o, desde la Boca a N£¤ez, y desde N£¤ez a Corrales, que no haya dicho alguna vez:
-Hoy estoy con "fiaca"!.
De ello deducir n seguramente mis asiduos y entusiastas lectores que la "fiaca" expresa la intenci¢n de "tirarse a muerto", pero ello es un grave error.
Confundir la "fiaca" con el acto de tirarse a muerto es lo mismo que confundir un asno con una cebra o un burro con un caballo.
Exactamente lo mismo.
Y sin embargo a primera vista parece que no. Pero es as¡. S¡, se¤ores, es as¡. Y lo probar‚ amplia y rotundamente, de tal modo que no quedar duda
alguna respecto a mis profundos conocimientos de filolog¡a lunfarda.
Y no quedar n, porque esta palabra es aut‚nticamente genovesa, es decir,
una expresi¢n corriente en el dialecto de la ciudad que tanto detest¢ el
se¤or Dante Alighieri.
La "fiaca" en el dialecto genov‚s expresa esto:"Desgarro f¡sico originado por la falta de alimentaci¢n moment nea". Deseo de no hacer nada. Languidez. Sopor. Ganas de acostarse en una hamaca paraguaya durante un siglo. Deseos de dormir como los durmientes de Efeso durante ciento y pico de a¤os.
Si, todas estas tentaciones son las que expresa la palabra mencionada. Y algunas m s.
Comunic bame un distinguido erudito en estas materias, que los genoveses
de la Boca cuando observaban que un p rvulo bostezaba, dec¡an: "Tiene la
fiaca" encima, tiene". Y de inmediato le recomendaban que comiera, que se alimentara.
En la actualidad el gremio de almaceneros est compuesto en su mayor¡a por comerciantes ib‚ricos, pero hace quince y veinte a¤os, la profesi¢n del almacenero en Corrales, la Boca, Barracas, era desempe¤ada por italianos y
casi todos ellos oriundos de G‚nova. En los mercados se observaba el mismo fen¢meno. Todos los puesteros, carniceros, verduleros y otros mercaderes proven¡an de la "bella Italia" y sus dependientes eran muchachos argentinos, pero hijos de italianos. Y el t‚rmino trascendi¢. Cruz¢ la tierra nativa, es decir, la Boca, y fue desparram ndose con los repartos por todos los barrios. Lo mismo sucedi¢ con la palabra "manyar" que es la derivaci¢n de la perfectamente italiana "mangiar la follia", o sea "darse cuenta".
Curioso es el fen¢meno, pero aut‚ntico. Tan aut‚ntico que m s tarde
prosper¢ este otro t‚rmino que vale un Per£, y es el siguiente: "Hacer el rostro".
¨A qu‚ no se imaginan ustedes lo que quiere decir "hacer el rostro"? Pues hacer el rostro, en genov‚s, expresa preparar la salsa con que se
condimentar n los tallarines. Nuestros ladrones la han adoptado, y la aplican cuando despu‚s de cometer un robo hablan de algo que qued¢ afuera de la venta por sus condiciones inmejorables. Eso, lo que no pueden vender o utilizar moment neamente, se llama el "rostro", es decir, la salsa, que equivale a manifestar: lo mejor para despu‚s, para cuando haya pasado el peligro.
Volvamos con esmero al benem‚rito "fiac£n".
Establecido el valor del t‚rmino, pasaremos a estudiar el sujeto a quien
se aplica. Ustedes recordar n haber visto, y sobre todo cuando eran
muchachos, a esos robustos ganapanes de quince a¤os, de dos metros de altura, cara colorada como una manzana reineta, pantalones que dejaban descubierta
una media tricolor, y medio zonzos y brutos.
Esos muchachos era los que en todo juego interven¡an para amargar la
fiesta, hasta que un "chico", alg£n pibe bravo, los sopapeaba de lo lindo elimin ndolos de la funci¢n. Bueno, estos grandotes que no hac¡an nada, que siempre cruzaban la calle mordiendo un pan y con gesto hu¡do, estos "largos" que se pasaban la ma¤ana sentados en una esquina o en el umbral del despacho
de bebidas de un almac‚n, fueron los primitivos "fiacunes". A ellos se aplic¢ con singular acierto el t‚rmino.
Pero la fuerza de la costumbre lo hizo correr, y en pocos a¤os el "fiac£n" dej¢ de ser el muchacho grandote que termina por trabajar de carrero, para entrar como calificativo de la situaci¢n de todo individuo que se siente con pereza. Y, hoy, el "fiac£n" es el hombre que moment neamente no tiene ganas
de trabajar. La palabra no encuadra una actitud definitiva como la de
"quen£n", sino que tiene una proyecci¢n transitoria, y relacionada con este otro acto. En toda oficina p£blica y privada, donde hay gente respetuosa de nuestro idioma y un empleado ve que su compa¤ero bosteza, inmediatamente le pregunta:
-¨Est s con "fiaca"?
Aclaraci¢n. No debe confundirse este t‚rmino con el de "tirarse a muerto", pues tirarse a muerto supone premeditaci¢n de no hacer algo, mientras que la "fiaca" excluye toda premeditaci¢n, elemento constituyente de la alevos¡a
seg£n los juristas. De modo que el "fiac£n" al negarse a trabajar no obra con premeditaci¢n, sino instintivamente, lo cual lo hace digno de todo respeto.
Roberto Arlt
Espero que lo hayan disfrutado....
Chauchas
Capy
... el que lleg¢ hasta ac se gan¢ un premio!