Victorcito 1
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todos on Mon Mar 2 07:14:00 1998
De: JORGE GIMENEZ 4:901/271.16
Fecha:23 Feb 98 21:45:08
Para el que a£n no ha leido a Blaisten (Uno de los mejores cuentistas
Argentinos de todos los tiempos) ac les mando uno de los mejores
cuentos que he leĦdo de l. Si les gust˘, comprense el libro "DublĦn
al Sur", de donde lo saqu. Tambin hay una selecci˘n del Centro Editor
de Amrica Latina (La salvaci˘n) donde aparecen los mejores cuentos.
Despus se ponen y escanean "La puerta en dos" que es otra obra maestra,
y la pasan por aquĦ. :))
VICTORCITO, EL HOMBRE OBLICUO
Por: Isidoro Blaisten (Argentino contempor neo)
Escaneado por: Jorge Gimenez
De chico yo ya pintaba que iba a ser oblicuo.
Mi madre, al ver que en vez de la mamadera
chupaba siempre el dedo pulgar, decĦa:
-Este chico va a ser oblicuo.
mi madre tenĦa raz˘n. El pulgar se le habĦa
ido desgastando hasta ser una cosa monda
y amorfa, el anillo de casamiento, que en aquel
entonces se usaba grueso, se fue haciendo cada
vez m s fino y desbastado, a causa de mis mor-
discones o el golpeteo constante de mis labios.
Cuando ya mi madre se qued˘ sin anillo, tuvieron
que poner a la sirvienta para que me corriera
el plato de sopa. Primero le pegaba a mi
hermanito con la cuchara. Despus, sacaron a
mi hermanito y alargaron la mesa. No la embocaba
nunca en el plato, y la gran mesa de cedro
qued˘ orlada de muescas oblongas, porque la
sirvienta tenĦa que caminar atr s mĦo corrindome
el plato, mientras que un hijo natural de
la sirvienta, un muchacho de catorce a¤os llamado
Manuel, se encargaba de levantarme con la silla
para que yo estuviera paralelo a la sopa.
Cuando la sirvienta lleg˘ al lĦmite de la mesa,
tuvieron que contratar nuevo personal: un enano
que con guantes de box paraba mis cucharazos
y evitaba que me cayese, y un se¤or a
quien llamaban "el volvedor", que era el encar-
gado de volverme al extremo de la mesa.
Suplantaron a la sirvienta por una cinta sin
fin que arrastraba el plato de sopa. Pero yo me
debilitaba.
Por fin, un ingeniro italiano, de apellido
Martelli, a la saz˘n amigo de mi padre, invent˘
para mĦ el plato imantado, y asĦ pude crecer
bastante lozano.
Entr en la adoleseencia. La edad del dolor
Porque adolescencia viene del latin "adolescere"
que quiere decir dolor. Trato ex profeso de
evitar mi infancia porque mi infancia era m s
dolorosa todavĦa.
C˘mo envidiaba a los chicos del arroyo que
podĦan jugar al balero o ir a la calesita. Yo
recuerdo que tenĦa que jugar al balero sin bola.
Con el palo £nicamente y Manuel al lado mĦo
dar vuelta la bola, pero con la mano izquierda.
La £nica vez que fui a la calesita, al intentar
sacar la sortija, le desprendĦ un ojo al calesitero.
Por suerte, mi padre era amigo del extinto
presidente Alvear.
Volviendo a mi adolescencia, mi problema
may£sculo consistĦa en que escribĦa en el aire.
Un rabino, con esa mentalidad judĦa propia de
la raza, le dijo a mi padre que por m s oblicuo
que yo fuera, siempre me iba a resultar mas
f cil aprender a escribir en hebreo o en rabe
que de izquierda a derecha. El ingeniero Martelli
estuvo de acuerdo y ad£cĦa que "mastro" Lenordo
(como decĦa l, me acuerdo perfectamente)
era ambidextro y hacĦa lo que se ha dado
en llamar escritura de espejo. De manera que
escribĦa £nicamente en rabe, pero s˘lo la
mitad. Mi madre (eminentemente pr ctica) hizo
un gran donativo y contrat˘ a un hermano
terciario para que completase la parte en blanco.
Para esa poca los demonios de la carne me
perseguĦan. Yo habĦa adquirido el feo vicio solitario
y me encerraba en el ba¤o. Pero siempre terminaba
golpeando la puerta y mi madre gritaba
desde abajo:
-Victorcito, ¨qu te pasa?
Y corrĦa a salvarme porque creĦa que me habĦa
quedado encerrado.
M s tarde, por ser oblicuo, no pude tener
ninguna experiencia amorosa. Si querĦa besar, o
siquiera saludar a una muchacha, siempre,
invariablemente, besaba a un viejo que venĦa atr s,
o me golpeaba contra la corteza de los rboles.
Mi miembro viril se deshizo contra mil paredes
en los lupanares de San Fernando. Una
madama me apod˘ el "rompe veladores" porque
en la animalidad carnal, y al tomar impulso en
mi frentico deseo, destruĦa esos artefactos. Mi
padre gast˘ una fortuna en reponerlos.
Pero el sexo me perseguĦa. Aparte de que en
el equipo intercolegial me usaban £nicamente
para tirar el corner, aparte de que cuando
intentaba oprimir el bot˘n de un ascensor,
prendĦa las luces, o tocaba los timbres de los
departamentos, yo necesitaba casarme.
Mi madre, mediante los hermanos terciarios,
consigui˘ una mujer oblicua como yo. Pero era
oblicua para el otro lado. Mi padre tenĦa sus
dudas.
-No importa -dijo mi madre-, Victorcito
tiene que casarse.
Y hete aquĦ como me cas con Amelia. A la
saz˘n yo estaba muy excitado y cuando me
pongo nervioso me vuelvo m s oblicuo a£n
raz˘n por la cual no me podĦa colocar las medias
para trasladarme a la fiesta. Ya tenĦa los
talones doloridos de tanto golpe rmelos contra el
suelo, pese a que hacĦa harto tiempo que mi madre,
aconsejada por los hermanos terciarios, habĦa
optado por mandar a fabricarme las medias
al revs, y que solo podĦa calz rmelas en el
rinc˘n del dormitorio y que de la casa de al lado
(la casa colindante a la nuestra) los vecinos
hacĦa tiempo que se venĦan quejando de los golpes.
Pr cticamente me habĦa quedado sin codos, pero
la noche de mi casamiento ha quedado grabada
en mi retina con caracteres indelebles.
Para ponerme los pantalones del jaquet, rompĦ
el espejo. La camisa fue un drama, puesto
que no lograba introducir la mano en la manga
y en cambio le daba furibundos golpes a los
caireles de la ara¤a. DecidĦ entonces ubicarme en
un ngulo. Forr las dos paredes con los almoha-
dones del living, y por fin pude vestirme la
misa.
Angelita, pues asĦ llamaba mi madre a mi
prometida, habr tenido tambin sus m£ltiples
problemas, seg£n colegĦ, pero para el otro lado,
pues seg£n ya dije, era tambin oblicua, pero
del lado contrario al mĦo.
Durante la ceremonia religiosa todo fue
plausible aun considerando el grado de nuestra
emotividad, pero llegado el momento de colocarnos
los anillos y de besarle la mano al obispo,
nuestros esponsales pasaron a convertirse en un
espect culo, que todavĦa se recuerda y se comenta
en los anales de la iglesia de Nuestra Se¤ora de
... Hiende el navĦo el eter silencioso (Citado por Flammari˘n)
--- PPoint 2.02
* Origin: - Museo point (4:901/271.16)
SEEN-BY: 90/0 15 23 95 2001 823/1 900/111 134 138 140 300 309 358 400
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