Historias..
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Asiram@TEMP to
** ALL ** on Thu May 22 01:42:00 1997
Fue asˇ que escuch‚ el relato de quien dijo ser testigo presencial
(guardar‚ su identidad en reserva) de aquella noche en que un revoltijo de luces vino desplaz ndose desde el rˇo abierto hasta donde estaba emplazado el antiguo y original cementerio, que lo era aun antes de la conquista; para detenerse sobre el lugar y luego desarmarse el revoltijo y lanzarse las
luces, cada una por su lado, sobre el bosque ralo del campo santo.
Casualmente; un tiempo despu‚s; un segundo testigo que desconocˇa la
existencia del primero, cont˘ la misma historia, solo que la vio desde otro lugar cercano.
O esa otra historia que cuentan algunos residentes m s antiguos, que recuerdan cuando la isla se utilizaba como punto de control de la navegaci˘n
y el cuarto de comunicaciones estaba emplazado en la torre del faro; actualmente semi abandonado; y las dotaciones de guardia ya se habˇan acostumbrado a sentir crujir el viejo port˘n de entrada al abrirse, luego al cerrarse, y luego los pasos de alguien subiendo la ensombrecidas escaleras
en caracol. Nunca pudieron ver a nadie a pesar de esperarlo a prop˘sito,
pues era rutinario en sus costumbres. Actualmente ni el faro ni el cuarto de comunicaciones est n en servicio. Sin embargo, los m s viejos aseguran que
un muy antiguo y viejo guardi n del faro, que de el se tratarˇa, todavˇa lo custodia. Los j˘venes se sonrˇen... pero no se acercan. Despu‚s de haberlo visitado de dˇa, estoy seguro de que no me gustarˇa estar ahˇ de noche.
O la historia de la viuda blanca. Aquella dama vestida de blanco que aparecˇa y flotaba sobre la punta del muelle durante las negras tormentas y temporales cuando algŁn barco se hallaba en peligro inminente, guiando a los navegantes con su vestido refulgente, y evitando que terminaran sobre las piedras que afloran sobre el agua. Parece que su aparici˘n era familiar, pero desde hace unos cuantos a¤os, solo lo hace espor dicamente. Cuentan muy convencidos que debido a los adelantos actuales en navegaci˘n, la dama puede descansar tranquila, pues sus servicios ya no suelen ser necesarios.
O la historia de aquel turista, que sacando fotos en medio del monte, fotografi˘ algunos duendes. Y como no salˇa de su asombro, mostr˘ las fotos
a algunos residentes que aseguraban conocerlos. Parece que los duendes eran varios y estaban reunidos en las inmediaciones de una puerta astral, segŁn comentan en confianza algunos "sensibles" que all viven.
O la historia de esas criaturas bˇpedas, pero con cola, de cuerpo verde y ojos rojos, que a veces salen de la espesura para jugar con los ni¤os, y
huyen cuando se acerca algŁn adulto. Los ni¤os juran que son sus amigos. Y cuentan que hasta el mismˇsimo Fabio Zerpa anduvo pispeando por el lugar investigando estos temas.